La Guerra y La Paz desde
la Ética
Es necesario entrever una que la paz,
guerra y violencia son fenómenos intrinsecos a la actitud y comportamiento
humano, en tanto permiten la enrolación de otros no sólo a sus discursos sino a
su pensamiento y forma de percibir y actuar en la vida. Este enrolamiento puede
ser o no aceptado por el actor enrolado. Sin embargo se vislumbra que se
encuentran en igual nivel de importancia tanto la paz, la guerra y la
violencia. Cabe entonces la siguiente pregunta: ¿Por qué el afán social de la
búsqueda de la paz? Y no se hace el reconocimiento abierto de la necesidad de
la guerra en los procesos de desarrollo.
Podríamos hablar de esta manera que lograr
la paz es evidenciar la guerra, ya que sus actores son evidenciados,
desenmascarados, así podríamos hablar tanto de que la guerra es la paz por otro
camino, como la paz es la guerra por otros medios. ¿Cómo se articula la
evolución del concepto de paz, con la evolución del concepto de guerra?
Ahora, cómo ha
influenciado el entender de x o y manera entender la guerra y la paz, la forma de hacer en la realidad la guerra y la paz, y
que pareciera que las cosas no han cambiado en nada en tanto herramientas, modelos
y métodos de realidad de llevar a cabo el ejercicio de estas “actividades”, y
sí sólo formas de medirlas.
Cabe anotar, la
necesidad imperiosa del reconocimiento de una y otra, con base en una
polarización de los conceptos, es decir guerra y paz como no iguales, hemos de
reconocer que al igual que se ha dicho que la paz no es la ausencia de la
guerra, así mismo la guerra no es la ausencia de la paz, así que porqué el afán
de separarlos. Dicho de otra manera, podríamos ver la paz en la guerra y la
guerra en la paz como posibles abordajes conceptuales. En este sentido hemos de vislumbrar los límites difusos
y dinámicos del sistema, más aún se hace determinante el determinar el papel móvil de los actores dentro
del conflicto (paz/guerra), tanto desde su macro-conflicto como sus micro-conflictos
y singularidades, y cómo cada uno de los actores aporta o impacta (positiva o
negativamente) en el desarrollo del mismo.
Aquí Cabría el cuestionamiento sobre los valores morales asociados a
cada una de las sociedades que se encuentran de una y otra manera vinculadas
con el conflicto, es decir, cuando hablamos de morales estámos hablado de
jucicios y comportamientos individuales, sin embargo es necesario entablar un
diálogo entre las distintas éticas que configuran el ponorama social en conflicto
allí se puede entonces reconocer que las fuerzas por el hecho de estar
conformadas por morales y éticas hace que no sea una realidad el ver la
conducta social en negativo o positivo, y no sólo con matices de grises sino
con diversos colores que
se pueden salir de escalas dependiendo del actor involucrado y sus intereses,
Tal vez ello ha hecho que el discurso de guerra y paz que creemos una
construcción colectiva, no es sino una amalgama heterogenea y amorfa de un
sinnúmero de singularidades, por cuanto no podríamos hablar de esta manera de
discurso, sino de discursos: el del poder, el del Subyugado, el de la Victima,
el del Victimario, el del…que serán relativizados dependiendo del
acontecimeintos emergente.
Este Ethos se
configura como un dispositivo de enrolamiento, por cuanto es necesario ver la
relación paz-guerra desde un enfoque de procesos y desarrollos éticos, juicios
de valor y comportamientos colectivos, lo que a su vez imposibilita el hablar
de un único discurso de paz y guerra, donde los existentes no necesariamente
son opuestos, por lo que los invitamos a reflexionar desde una metáfora
mentefactual, lo que es y lo que no es la paz y la guerra, y creemos
fervientemente que el último podría dar luces de formas de medición y, mejor
aún, de abordaje conceptual y práctico de los fenómenos de guerra y paz.
Es necesario entrever los usos de la
guerra y la paz, es decir cuáles son los
beneficios y los maleficios de cada un de ellos, las bondades y las maldades,
los impactos negativos y los positivos, ya que como se ha mensionado, la paz
no es la ausencia de la guerra, se vislumbra la necesidad de una y la otra, en
tanto reconocimiento de alteridad y discurso identitario, así se debiera
definir en terminos de usabilidad: Uso-Función-Utilidad, que permitiría
caracterizar no sólo lo que son, sino también lo que no son, sin pretender ello
el llagar a un discurso único, pues esto iría en contra del fundamento básico
de la ética, que se fundamenta en el diálogo de discursos, para generar
consensos dependiendo de las características que configuran un acontecimiento.
¿Por qué es necesario solucionar la violencia? ¿Cuál
violencia? Si ha existido por siempre la violencia es por alguna razón qu podrá
ser explicada, así que porqué solucionarla, primero sería conveniente el
relover los pro y los contra de la violencia en la sociedad, sin pretender
polarizaciones, es decir utilizar las herramientas conceptuales del principio
de simetría y de falsedad, que permita ser objetivos en la caracterización de
la violencia y su (s) impacto (s) en la sociedad (es)
Una de las Invitaciones que hacemos es
dejar de hablar del discurso de la paz y la guerra, y comenzar a verlo
caracterizado esde discursos de guerra y paz, pluralidades donde no sólo tienen
que ver las disciplianas de sociología, antropología y psicología, sino con un
énfasis en la ética, es decir necesitamos entablar un diálogo de saberes, donde
podríamos ver como conjunto una cultura genérica de paz y cultura génerica de
guerra, que propenda por discursos no homogeneisados, estáticos y únicos, sino
más bien discursos heterogéneos, dinámicos, contextualizados y singulares
dependiendo de cada uno de los contextos, acontecimientos y sociedades.
¿Es necesario el establecer los
conflictos armados como equivalencia de la guerra? Consideramos que un
conflicto armado sólo es una expresión de la guerra, más no es la guerra en sí
misma, por tal motivo se hace necesario el determinar que la hace ser guerra,
recordando que ella puede coexistir con la paz.
¿Cómo podemos hablar de una
consuetudinaria práctica inhumana y luego decir que es realizada exclusivamente
por los humanos? Si hacemos esto estamos gerando una contradicción, debido a
que no es inhumano su es una práctica innata al humano, ahora bien si lo que se
pretende decir es que se encuentra fuera de los esquemas de ética mínima
(CORTINA, Adela), nos refuerza aún más la necesidad de abordar la guerra desde
la tensión de intereses desde la ética, o mejor aún desde éticas, de tal forma
podríamos hablar de una guerra inhumana.Para
lograr ver la guerra de forma objetiva será necesario dejar de lado las
pasiones de los investigadores, sea cual sea su disciplina, para ello
recordemos la necesidad de utilizar los principios de falsedad y de simetría en
la lectura de la paz y la guerra.
Ahora bien, si vemos la guerra como un
ejercicio de dominación por la fuerza de la armas, y la paz como la forma no
violenta de solucionar los conflictos, podríamos afirmar que pareciera ser que
la paz y la guerra tienen un objetivo común, mantener un dominio sea de un
individuo o una institución, así la guerra y la paz sólo son una herramienta de
desarrollo socio-cultural y todos los impactos que ello tiene.
Surgen algunas dudas: ¿Cómo impactaría,
positiva y negativamente, el logro de la paz en una sociedad? ¿Sería
recomendable alcanzarla? Y si fuera así ¿durante cuanto tiempo? Y ¿Cuáles
serían las herramientas para mantenerla? ¿Sería necesario reconceptualizar la
guerra para mantener la paz? Es decir, ¿Puede existir paz sin guerra?
La violencia sólo es resultado del uso de la razón, es decir,
cuando la naturaleza es transformada por un acto (por lo tanto, racional) del
hombre se ejerce una transgresión / modificación / creación del ser de la
naturaleza y ello es en un sentido un acto violento para con ella. Ciertamente
tal acto violento no carece de cualidad moral puesto que implica un antecedente
consciente moral del por qué y como se llevara a cabo la acción del hombre. En
tanto que trabajo realizado en la consecución de la satisfacción de necesidades
vitales al hombre (incluyendo los placeres); las necesidades pueden definirse
como
fuerza productora social.
Cuando el hombre rompe la armonía existente en la naturaleza llevándola al caos de posibilidades e imposibles de concreción que el hombre conscientemente buscaba hacer para satisfacer sus necesidades, acto violento consciente y justificado (en tanto se busca la satisfacción de una necesidad vital), éste debe ser restaurador / renovador de la armonía de la naturaleza. Nótese que no se refiere a una armonía anterior puesto que ella sólo es en el pasado, y sí a una armonía futura presente pues la naturaleza ha sido armónica en su crecimiento y desarrollo y así debe permanecer(siendo). Asegurándose así, además, la posibilidad de utilizar su armonía en la creación de satisfactores de otras necesidades Las viejas teorías sobre las que se instituyen las tradicionales filosofías racionales fundadoras de la cultura – opresora- "occidental" nos hablan de que si el hombre hubiera permanecido por más tiempo en un estadío de naturaleza salvaje nos hubiéramos comido los unos a los otros, es decir, era tal el grado de salvajismo y violencia que si no se hubiera progresado al establecimiento de un contrato social desde donde se define la consecuente existencia de oprimidos y opresores, el hombre jamás hubiera alcanzado la paz que le permitiera ser lo que hoy es (la mierda, claro).Para ello en la conformación de su estado civilizado han dispuesto el uso de la violencia para contrarrestar lo que ellos llaman el peligro del reclamo a la situación de opresión, ya inscrito en sus leyes; ante el motín, la sublevación, la rebelión, la revolución, el desacato lo que corresponde es la violencia, sin más. Sin embargo, en tanto que es la violencia la que da los "matices" a las formas de gobierno y de Estado, he ahí que la violencia y su reproducción sobre la violencia misma ya establecida por los opresores contra los oprimidos, convertida en forma de vida llega a niveles verdaderamente justificatorios de rebelión pj. La matanza a manos de militares o paramilitares ultraderechistas en Brasil, México, África o en cualquier otro lado del mundo contra la población "civil" desarmada. Todo y más para conservar la"paz" que proporciona la "paz" que trajo la aceptación de un contrato social. Si aceptamos que lo que nos rodea desde el momento de nacer es un orden dado como "natural" de todas las cosas, es decir, que hay opresores y oprimidos y así es – no hay más, porque así fue en el pasado y así lo es ahora, entonces también tendremos que aceptar que ello no es más que la realización de un modo de vida basado en mentiras, opresiones y represiones puesto que es la violencia lo que ha caracterizado a los sistemas de organización clasista como reflejo de lo que significa la mentira de que en realidad este sea un orden de paz y por lo tanto, pacificante y que, peor aun, ello se deba a que así lo dispuso dios.Si nos situamos desde la opresión de que somos sujeto y humanísticamente hablando, podemos afirmar que la realización de la necesidad de ruptura del orden opresor es algo inaplazable e imprescindible para la pervivencia de la humanidad y aun para el restablecimiento de la armonía perdida en la naturaleza del planeta tierra, como enorme necesidad que engloba muchas otras necesidades insatisfechas como el hambre, la libertad, el trabajo, la vivienda, la educación, etc.. Es por ello que ante la mentira conscientemente dispuesta para engañar, base de la enajenación y opresión de la mayoría de la humanidad sólo queda la acción justificada, consciente y violenta por parte de la mayoría de la humanidad como medio liberador y revolucionador, en tanto restauradora y renovadora de una armonía existente -perdida- anterior a nuestro pasado de opresión (incluyendo nuestra opresión a la naturaleza) en la consecución de la satisfacción de necesidades vitales por parte de cientos de millones de personas en el mundo.Resulta entonces que ni la mentira debe ser respetada como modo de vida de aquellos que la han utilizado tan consciente, como estúpida, maldita y culeramente contra los pueblos del mundo. No buscamos su arrepentimiento y en todo caso sólo creemos en su posible transformación a hombres libres o su muerte. Puesto que de un modo u de otro será necesario oprimir a los opresores, la violencia del terror revolucionario tarde o temprano la haremos sentir pues ello implica, como decía Marcuse, en tanto violencia extrema de ruptura del statu quo (caos), su auto trascendencia a una sociedad libre. Siempre impidiendo su degeneración en venganza, crueldad, brutalidad o tortura pues de que no se pervierta (para regresar meramente al estado de violencia de donde partió, pues entonces sólo generaría más violencia) depende su triunfo.
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